Todos ya sabemos que los cuentos de Disney no son originales de Disney, y que tienen su origen con otro autor y en una versión mucho más macabra, digna de su época, con detalles tan sádicos o violentos que Disney jamás los incluiría en sus cuentos para niños, con detalles como mutilaciones, ataques animales muy violentos, condenas a muerte y ejecuciones. Por ello, en esta ocasión mencionaremos el origen del cuento de la Cenicienta con todos sus aspectos macabros y las similitudes que conserva la versión actual, esta es la verdadera historia de la Cenicienta.
La verdadera historia de la Cenicienta tendría su origen en Egipto, con la Historia de Ródope, aunque hay quienes encuentran paralelismos con otras historias:
La versión de China
En un cuento persa de las Mil y Una Noches, en el que, en lugar de zapato, lo que lleva la joven en el pie es una pulsera de oro. Otros encuentran más similitudes con la versión china, donde encontramos que los pies pequeños han sido siempre un rasgo de belleza en la mujer oriental. Empecemos por el zapato. Los hermanos Grimm hablan de un zapato de oro mientras que Charles Perrault fue el primero en nombrar al famoso zapato de cristal en su versión más ligera para los niños. En el cuento chino, el zapato es de piel de visón, o de seda bordada.
El cuento escrito durante la dinastía china Táng (entre los siglos VIII y X) nos habla de una bella jovencita llamada Yeh Shen, hermosa por tener unos pies diminutos, ya que es durante esta dinastía cuando comienza la tradición de los pies de loto, la belleza en una mujer se medía por el tamaño del pie, y un pie hermoso no podía medir más de diez centímetros, por lo que, desde niñas, se vendaban los pies de las mujeres, rompiendo los dedos, para que se ajustasen al bello zapato. En cuanto a la Madrastra y las hijas, se dice que la madrastra tenía tres hijas, las cuales, hacían la vida imposible a Cenicienta. Para el día en el que en la aldea se celebraba el baile en el que los jóvenes solteros eligen pareja, la madrastra, consciente de que Yeh Shen es mucho más bella que sus hijas, la encierra para que no vaya al baile. Pero Yeh tiene un pececito mágico, bueno, las espinas del pez, porque la madrastra sabiendo que el único amigo de la niña era un pez de colores que habla, lo cocina y se lo come. La niña guarda las espinas, que también son mágicas y con ellas convoca a los espíritus para que la ayuden, ellos acceden y la transportan al baile completamente transformada.
La magia dura poco y ella pierde un zapato. Todos admiran la belleza del zapato, que no mediría más de 10 cm, claro, la noticia llega a oídos del emperador que quiere casarse con la dueña del zapato y comienza una búsqueda para encontrar a la mujer cuyo pie entre en el zapato. Más tarde, el príncipe llega a la casa de Yeh Shen. La madrastra corta los dedos de una de sus hijas y venda fuertemente el pie para que quepa, la mentira dura poco, ya que camino de palacio el pie empieza a sangrar. Devuelven a la chica, y esta vez la madrastra corta el talón de su segunda hija. El resultado es el mismo. Al final Yeh Shen se pone el zapato que la queda como un guante, se casa con el emperador, y la madrastra y las hermanastras son condenadas a muerte, las tiran a un pozo y mueren apedreadas.
Las futuras versiones afirman que la madrastra y las hermanastras fueron atacadas por una bandada de palomas, dejándolas ciegas, algo un poco menos sádico para las nuevas generaciones.
Las futuras versiones afirman que la madrastra y las hermanastras fueron atacadas por una bandada de palomas, dejándolas ciegas, algo un poco menos sádico para las nuevas generaciones.
Pero volviendo a su origen, con la Historia de Ródope, este relato del Antiguo Egipto guarda muchas más similitudes con la princesa Disney.
Según esta leyenda, Ródope fue una joven griega raptada por unos piratas y llevada a Egipto para ser vendida como esclava. Su amo, un buen hombre, pero muy desentendido de lo que ocurría en su hogar, no se enteraba de que las otras muchachas de la casa, todas libres, pero siervas, hacían mofa de la extranjera porque era distinta. Ellas eran el antecedente de las hermanastras malvadas y envidiosas de Cenicienta.
Según esta leyenda, Ródope fue una joven griega raptada por unos piratas y llevada a Egipto para ser vendida como esclava. Su amo, un buen hombre, pero muy desentendido de lo que ocurría en su hogar, no se enteraba de que las otras muchachas de la casa, todas libres, pero siervas, hacían mofa de la extranjera porque era distinta. Ellas eran el antecedente de las hermanastras malvadas y envidiosas de Cenicienta.
Como en la historia de Cenicienta, Ródope se encargaba siempre de las tareas más ingratas de la casa acompañada por pájaros, un mono y un viejo hipopótamo. Durante un acto real celebrado por Amosis I en Menfis, la joven griega se vistió con sus mejores galas, incluidas unas sandalias de oro rojo, solo para ver como el resto de siervas impidieron que fuera a la ceremonia. No obstante, un halcón –la supuesta encarnación del dios Horus– robó las sandalias a la griega y se las llevó al faraón, quien vio un designio divino en la escena y dio la orden de que todas las doncellas de Egipto habrían de probarse la sandalia, y la dueña sería su reina.
En consonancia con el episodio clave del cuento de Disney, el faraón recorrió el Nilo buscando a la dueña de las sandalias hasta que dio con Ródope, que, pese a esconderse inicialmente entre los juncos, es finalmente reconocida por el faraón como Reina de Egipto.
No en vano, la historia de Ródope estuvo presente en la tradición grecoromana y más tarde fue probablemente heredada por la literatura europea hasta convertirse en la moderna Cenicienta.
En el siglo XVII, el napolitano Giambattista Basile incluyó en su antología póstuma El cuento de los cuentos (1634) la historia de Cenerentola, que es el relato que inspiró más tarde a Perrault y a los hermanos Grimm. Todos los elementos característicos del cuento –la malvada madrastra, las hermanastras envidiosas, las transformaciones mágicas, la pérdida del zapato– aparecen ya presentes en este cuento, aunque Perrault prefirió prescindir de la violencia desmedida del texto.
En el siglo XVII, el napolitano Giambattista Basile incluyó en su antología póstuma El cuento de los cuentos (1634) la historia de Cenerentola, que es el relato que inspiró más tarde a Perrault y a los hermanos Grimm. Todos los elementos característicos del cuento –la malvada madrastra, las hermanastras envidiosas, las transformaciones mágicas, la pérdida del zapato– aparecen ya presentes en este cuento, aunque Perrault prefirió prescindir de la violencia desmedida del texto.
Nacidos y criados en un contexto de defensa de la cultura alemana frente a la invasión napoleónica, los hermanos Grimm, Jacob Grimm y Wilhelm Grimm, se hicieron célebres por sus cuentos infantiles a pesar de que esa no era su intención. Frente a las críticas por la extrema dureza de sus cuentos, los Grimm se defendieron siempre argumentando que sus relatos no estaban dirigidos a los niños. Fue con el tiempo que terminaron cediendo para satisfacer las exigencias del público burgués y realizaron diversas modificaciones para transmitir una imagen menos violenta.
En la versión de los Grimm, Cenicienta es una joven doncella que pierde a su madre y sufre la tiranía de una madrastra y unas hermanastras de corazón muy duro y cruel. En este sentido, en contraste con la historia de Charles Perrault, que apenas menciona a la madre fallecida de Cenicienta, los Grimm dan mucha importancia al dolor que le causa a la joven su ausencia. La tumba de la madre, junto a una fuente, será donde brote la magia en forma de un pájaro que concede a Cenicienta lo que le pida.
A diferencia de la versión Disney, los bailes de Cenicienta en la corte se prolongan durante tres noches, tras las cuales siempre escapa sin revelar su identidad. En la última de las noches, el príncipe decide poner pegamento en el suelo para evitar que escape Cenicienta. La joven consigue igualmente huir a tiempo, pero debe dejar uno de sus zapatos de oro atrás. El príncipe se decide así a buscar a la misteriosa doncella empleando la única pista a su alcance, el calzado perdido.
Cuando el príncipe llega a la casa de Cenicienta, pide al padre que le traiga a sus hijas. La hermanastra mayor se prueba el zapato, pero como no le entra la madre le dice que se corte dos dedos del pie para que el zapato encaje. A la vista de que es aparentemente de su talla, el príncipe se marcha con la joven, quien apenas puede contener el dolor de haberse amputado dos dedos. Pero, por intervención de dos palomas, el príncipe descubre que la malvada hermanastra está sangrando por los horribles cortes y vuelve a la casa a probar el zapato en el pie de la hermanastra menor. Como ésta tampoco puede calzarse el zapato, la madre sugiere a su hija menor que se corte el talón: Si no te cupiera, coge este cuchillo y corta un pedazo de tu talón. Apenas te va a doler, y de este modo serás reina. La sangre y las palomas revelarán una vez más el engaño.
Cuando el príncipe llega a la casa de Cenicienta, pide al padre que le traiga a sus hijas. La hermanastra mayor se prueba el zapato, pero como no le entra la madre le dice que se corte dos dedos del pie para que el zapato encaje. A la vista de que es aparentemente de su talla, el príncipe se marcha con la joven, quien apenas puede contener el dolor de haberse amputado dos dedos. Pero, por intervención de dos palomas, el príncipe descubre que la malvada hermanastra está sangrando por los horribles cortes y vuelve a la casa a probar el zapato en el pie de la hermanastra menor. Como ésta tampoco puede calzarse el zapato, la madre sugiere a su hija menor que se corte el talón: Si no te cupiera, coge este cuchillo y corta un pedazo de tu talón. Apenas te va a doler, y de este modo serás reina. La sangre y las palomas revelarán una vez más el engaño.
Con todo, el relato de los hermanos Grimm también tiene un final feliz, puesto que el zapato de oro encaja en el pie de Cenicienta y el príncipe se casa con ella, salvo en lo que atañe a las hermanastras. Cuando el príncipe y su novia entraron en la iglesia, la hermana mayor caminó a su diestra, y la menor a la izquierda de la pareja, y entonces las palomas salieron volando de los hombros de Cenicienta y picotearon un ojo de cada una de las hermanas, hasta arrancárselos, relata el cuento sobre un primer ataque que fue seguido por otro con idéntico resultado. Las dos quedaron ciegas de esta forma. Curiosamente, en la primera versión publicada por los hermanos alemanes en 1812 las hermanastras no reciben castigo alguno. El castigo en forma de ceguera se añadió en 1819 y se mantuvo en las ediciones posteriores.
Notas
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Notas
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En esta ocasión nos encontramos con otro cuento que ha sufrido adaptaciones a lo largo de su historia, cambios que lo han dulcificado y adecuado para la moral de la actualidad; y es de nuevo Charles Perrault, quien, en 1697, popularizó el cuento de Caperuzita Roja, y más tarde, fueron los Hermanos Grimm quienes le introdujeron un final feliz...
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