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La verdadera historia de Caperucita Roja

Notas
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La verdadera y oscura historia de Caperucita Roja

En esta ocasión nos encontramos con otro cuento que ha sufrido adaptaciones a lo largo de su historia, cambios que lo han dulcificado y adecuado para la moral de la actualidad; y es de nuevo Charles Perrault, quien, en 1697, popularizó el cuento de Caperuzita Roja, y más tarde, fueron los Hermanos Grimm quienes le introdujeron un final feliz.

El cuento de Caperuzita Roja, enseña a obedecer a los papás y no hablar con desconocidos, fue a lo largo y antes del siglo XIX que fue modificado, omitiendo el tema sexual y otros pecados.

La mayoría de cuentos que nos dejaron tanto losHermanos Grimm como Charles Perrault, fueron recogidos de esas leyendas y tradiciones locales que a lo largo de la Edad Media, recorrieron los pueblos de toda Europa.
Muchos de ellos nos reflejan la psicología de la época, sus creencias y sus mitos, todos ellos arraigados en ocasiones en testimonios a los que, inevitablemente, se les satinaba de cierto realismo mágico.
Pues la historia de Caperuzita Roja, según los expertos, es de las que más trasformaciones ha sufrido desde sus orígenes, siempre con la idea de realizar dichos cambios con la intención de dulcificar algunas imágenes para que el público infantil pudiera asumirla con tranquilidad.
Pero la verdad es que, con cada cambio, perdíamos la intención original. Porque todo cuento encerraba una doctrina, una enseñanza que todos debíamos seguir. Y la que nos enseñaba la Caperuzita Roja, es digna de tener en cuenta.

Tenía sus orígenes en el norte de los Alpes y presentaba además algunas imágenes demasiado crudas que también cambiaron por la necesidad de hacerla llegar, de modo inocuo, al público infantil. Ese fue la primera vez que la historia de esta joven con Caperuzita Roja, llegó a Europa gracias a Perrault. La primera versión escrita de la historia fue Le Petit Chaperon Rouge de Charles Perrault. Esta fue la primera vez en que la Caperuzita Roja fue añadida a la historia. Y fue con la intención de que las jóvenes damiselas tuvieran cuidado de los hombres, representado por el lobo.
En 1812 los Hermanos Grimm decidieron también incluirla en sus colecciones. Para ello, se basaron en la obra del alemán Ludwig Tieck titulada Vida y muerte de la pequeña Caperucita Roja (Leben und Tod des kleinen Rotkäppchen), es ahí donde se incluía (a diferencia del cuento de Perrault) al personaje del Cazador por primera vez.

Los Grimm quitaron todo rastro de elementos eróticos y sangrientos, y dotaron a la historia de un buen y bonito final feliz. Porque ¿qué sería de un cuento infantil sin su acostumbrado final feliz para decirle a los niños que todo es rosa y que siempre les saldrán bien las cosas en este mundo tan amigable? Como ya puedes intuir, la historia original es muy diferente a la que los niños leen en sus libros, así que pasemos ya a conocerla.

La historia de la verdadera Caperucita Roja

Como ya te hemos señalado antes, esta historia tiene sus orígenes en una región aislada de los Alpes. La finalidad del relato es la de advertirnos, la de señalarnos de que hay cosas prohibidas para nosotros como género humano, como comunidad y como grupo. En la leyenda, tenemos como protagonista a una adolescente, una joven que acaba de entrar ya al mundo de los adultos, de ahí su capa roja, símbolo de la menstruación.

Esta joven recibe una orden por parte de su familia: debe cruzar un bosque para llevar a su abuela pan y leche. Como ves, hasta aquí las variaciones con el cuento original no son demasiadas, pero debemos interpretar cada gesto y cada imagen.
El bosque es el peligro, una zona de riesgo para los jóvenes y que se alza como una prueba, como el rito de paso para una comunidad, con la que demuestran que sus niños han pasado ya al mundo de los adultos.
Este bosque tiene como principal riesgo la figura del lobo. Este animal simboliza el salvajismo y lo irracional. Algo que nuestra Caperuzita Roja ya sabe y que debe afrontar. La joven, logra cruzar el bosque y entra feliz a casa de su abuela, la cual, la recibe en la cama porque está enferma. Todo muy semejante a nuestro cuento clásico, sin duda. Pero aquí vienen los cambios:

La abuela le indica a la joven que guarde la leche y el pan, y que coma la carne y el vino que hay en la cocina preparada para ella. Caperuzita Roja accede y la devora con hambre, quedando saciada, para después, obedecer la siguiente orden de la anciana: debe quitarse la ropa pieza a pieza y quemarla en el fuego, para después, acostarse junto a ella en la cama.

La joven accede sin dudar un momento, sin pensar en lo extraño de la situación. Porque justo cuando va a introducirse en el lecho, descubre que es el lobo quien la recibe entre carcajadas, señalándole que la carne que se ha comido es la de su abuela. Ha cometido un gran pecado, el canibalismo. Más tarde, el lobo, devora también a la joven Caperuzita Roja.
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El simbolismo está implícito en cada personaje, el lobo es ese mundo sexual y violento, salvaje e irracional. La anciana que es devorada por una joven, renovando así lo caduco por lo nuevo, a la vez que lo nuevo, se presenta como incauto e ingenuo al cometer uno de los mayores sacrilegios de la humanidad: el canibalismo. Como ves, uno de los cuentos más clásicos y queridos de nuestra infancia, encierra en realidad un lado muy oscuro.
Mucho antes de que los Hermanos Grimm popularizaran su versión de esta historia, en el siglo XIV los campesinos en Italia solían contar una historia llamada «La finta nonna,» que significa «la falsa abuela». Aunque es bien parecida a la versión que conocemos ahora, hay unas diferencias claves. Primero que todo, la chica en la historia no tiene una capucha roja, el lobo es en realidad un hombre lobo, y al final del cuento, él gana (ningún cazador salva el día.)

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El cuento se recitaría más o menos así:

Había una vez una niña de capucha roja a la que su madre le dijo que llevara pan y leche a su abuela. Mientras la niña caminaba por el bosque, un lobo se le acercó y le preguntó adonde se dirigía.
–A la casa de mi abuela, le contestó.
–¿Qué camino vas a tomar, el camino de las agujas o el de los alfileres?
–El camino de las agujas.
El lobo tomó el camino de los alfileres y llegó primero a la casa. Mató a la abuela, puso su sangre en una botella y partió su carne en rebanadas sobre un plato. Después se vistió con el camisón de la abuela y esperó acostado en la cama.
La niña tocó a la puerta.
–Entra, hijita.
–¿Cómo estás, abuelita? Te traje pan y leche.
–Come tú también, hijita. Hay carne y vino en la alacena.
La pequeña niña comió así lo que se le ofrecía; mientras lo hacía, un gatito dijo:
–¡Cochina! ¡Has comido la carne y has bebido la sangre de tu abuela!
Después el lobo le dijo:
–Desvístete y métete en la cama conmigo.
–¿Dónde pongo mi delantal?
–Tíralo al fuego; nunca más lo necesitarás.
Cada vez que se quitaba una prenda, la niña preguntaba lo mismo; y el lobo le contestaba:
–Tírala al fuego; nunca más la necesitarás.
Cuando la niña se metió en la cama, preguntó:
–Abuela, ¿por qué estás tan peluda?
–Para calentarme mejor, hijita.
–Abuela, ¿por qué tienes esos hombros tan grandes?
–Para poder cargar mejor la leña, hijita.
–Abuela, ¿por qué tienes esas uñas tan grandes?
–Para rascarme mejor, hijita.
–Abuela, ¿por qué tienes esos dientes tan grandes?
–Para comerte mejor, hijita. Y el lobo se la comió.

Terminando así la historia y no como siempre nos han contado que es salvada por el cazador rajando la barriga del lobo, salvando a la abuela y a la chica de este cruel destino.

Escritores

Charles Perrault

Escritores

Los Hermanos Grimm

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